martes, 17 de noviembre de 2009

LOS CIEGOS Y EL ELEFANTE

Eggland Williams, Moises. Relaciones Humanas
en los negocios.1979. En Silvio Botero Giraldo.
Dinámicas grupales de reflexión. Bogotá,
Paulinas, 1988.



Había seis sabios de la India muy ávidos por el saber, que a un elefante fueron a ver (aunque todos ciegos eran), pues por el tacto pudieron sus mentes satisfacer.

El primero casi llegando a donde el elefante estaba, casi se cae y dando tumbos tocó el lado fuerte y ancho, y de inmediato balbuceo. ¡Pero señores, si el elefante es igualito a una pared!

El segundo al tocar el colmillo exclamó: Oh, ¿qué tenemos aquí tan suave, liso y agudo? ¡Para mi es muy seguro ahora determinar que este proboscidio idéntico a una lanza es!

El tercero se acercó y al tocar la trompa enredada, sin duda determinó que el paquidermo a una serpiente se asemeja.

El cuarto sabio llegó a poder tocar la rodilla y exclamó: ¡Qué maravilla la que acabo yo de ver! Pues este mamífero es lo más parecido a un árbol, pues tiene un tronco muy alto copado de flores arriba.

El quinto hindú ya quería algo más alto llegar y las orejas tocaba queriéndolas examinar. Luego de su pesquisa, ya sin duda analizaba que lo más próximo a un elefante un abanico se llamaba.

El sexto hombre indostano por el rabo se lanzó y sólo atinó a palparlo mientras éste se mecía, y lanzó como en profecía esa brillante conclusión: el elefante es, amigos, como una soga o cordón.

Y así estos hombres de la India por mucho rato discutieron; cada cual su opinión exponía como si a ciencia pudiera exponer que él en lo correcto estaba, y los demás por ciegos erraban.






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